lunes, 17 de abril de 2017

Partido de Trofeo Apertura (cuartos de final): Ravens - Skullcrack Raiders (1-3)

17.000 espectadores se dieron cita para ver el tradicional derby entre humanos y orcos, en un día perfecto para la práctica de nuestro deporte favorito. Los orcos casi se pierden de camino al estadio, pero consiguieron llegar justo a tiempo para el pitido inicial. Unos minutos más y hubieran estrenado las nuevas sanciones... circunstancia que fue comentada por el Excelso Comisario, que acudió a ver el encuentro.

Jorg Bosch, justo antes de salir del
campo en busca de su cura de humildad.
El partido comenzaba bien para los humanos de los Ravens. No sólo tenían superioridad en las gradas, sino que además ganaron el lanzamiento de moneda, en el que eligieron recibir. A pesar de unas nubecillas el tiempo se mantuvo perfecto, y un touchback de los Raiders fue, sencillamente, la guindita para empezar con buen pie el partido.

Los Ravens no tardaron en romper su banda izquierda, dejando inconsciente a un línea orco y avanzando con rapidez y decisión. Jorg Bosch, joven línea de los humanos, corrió pegado a la banda, buscando la gloria de un touchdown en solitario. Sin embargo, los orcos no tardaron en aplicarle un severo correctivo en forma de empujón que lo llevó a los brazos de su afición. Tras una pequeña cura de humildad, suministrada por la hinchada a base de palos, el joven se dirigió al banquillo de los reservas.

Baronk, paseándose por las
inmediaciones de la zona de TD
mientras Meinard vigila a su marcaje.
Los aficionados devolvieron el balón al centro del campo, casualmente en una zona rodeada de orcos negros. Un blitzer orco trató de emular la carrera de Bosch pero en sentido inverso, y su correspondiente cura de humildad fue suministrada por el césped tras pisarse sus propios cordones.

Los Ravens recuperaron el control del balón en el ecuador de la primera parte, si bien por poco tiempo. Baronk, el dorsal 7 de los Skullcrack, no tardó en hacerse con la bola y marcar el primer touchdown. El receptor humano, Detlef Meinard, que se había quedado de cierre defensivo, no hizo gran cosa por evitar el desenlace. Tras el partido declararía que estaba marcando al gigantesco orco negro que se le acababa de poner delante como pantalla... aunque todo el mundo sabe que, en realidad, se quedó paralizado por el miedo (cosa, por otra parte, totalmente comprensible).

La primera parte terminó sin poco más que añadir, salvo la somanta de palos que se propinaron ambos equipos. Fue más contundente la efectuada por los orcos, ya que el banquillo humano se llenó de jugadores inconscientes. Por su parte, los aficionados de los Ravens, indignados por la actuación de los orcos, les lanzaron una gigantesca pedrada que dejó inconsciente a uno de los pielesverdes que había sobre el terreno de juego.

Mash, momentos antes de pasar a
Baronk, que ya estaba desmarcado.
La segunda parte comenzó con retraso debido a unos importantes disturbios iniciados por los aficionados de los Raiders que, enfurecidos por la pedrada contra su jugador, se lanzaron contra los hinchas de los Ravens. Tuvieron que acudir varias unidades de antidisturbios para solventar el asunto aunque, ante el nivel de violencia exhibido por ambas aficiones, decidieron esperar a que se "ablandaran" un poco entre ellas antes de intervenir.

Una vez restaurada la paz, los Ravens (que sólo desplegaron diez jugadores) patearon el balón sin mucha fortuna ya que cayó a los pies de Mash, el lanzador orco. Éste recogió el balón e hizo un pase perfecto a Baronk, quien se abrió paso por la banda derecha. Tras la paliza propinada por la línea orca sobre los humanos, que impidió a éstos poder realizar una defensa, el blitzer orco consiguió anotar sin dificultad su segundo touchdown.

Meinard momentos antes de anotar.
La mitad de la segunda parte comenzó con un panorama sombrío para los humanos, que sólo contaban con nueve jugadores en condiciones de jugar y que ya perdían por dos a cero. Sin embargo, los ánimos de su afición, una buena jugada de ataque y una defensa lamentable por parte de los orcos cristalizaron en un touchdown anotado por Meinard, el receptor. Todo la energía que acumuló descansando en la primera parte se la gastó en una tremendísima carrera para anotar este tanto.

El partido se ponía emocionante. ¡1-2 en la quinta entrada de la segunda parte! La recepción de los orcos iba a ser crucial para dirimir el encuentro. Dado que el Trofeo Apertura se juega sin prórrogas, un segundo touchdown de los humanos llevaría la eliminatoria a la tanda de ensayos. Sin embargo, no hubo sorpresa final. Mash aseguró el balón con autoridad mientras el resto del equipo se dedicaba al antiguo arte de tirar humanos por los suelos, para alegría y regocijo de sus aficionados (que los que aún seguían conscientes tras los disturbios, claro).

Mash recoge el balón...   ...mientras sus compañeros hacen limpieza.

Meinard (Fu2) vs Mash (Fu3)
Detlef Meinard, el receptor humano, avergonzado por su actuación y viendo a sus compañeros tirados sobre el campo, doloridos y derribados, hizo acopio de valor y, a la desesperada, realizó una acción de penetración sobre el lanzador orco. El estadio entero contuvo la respiración ante semejante acto de valor, orgullo y estupidez... que se saldó de una manera nada heroica, con el receptor humano en el suelo y el lanzador orco ordenando la jugada de ataque que resultaría en el 1-3 definitivo.

El ogro humano, Rubens Tripadura, merece una mención especial. Pese a la limitada capacidad de los ogros para mantener la atención en el terreno de juego, estuvo extremadamente concentrado entrada tras entrada. Se mantuvo pendiente de las jugadas en todo momento y aguantó en la línea a los cuatro orcos negros del equipo rival.

1 comentario:

  1. Los Ravens tuvieron buenas oportunidades, pero acusaron la bisoñez de su entrenador (era su segundo partido). No obstante, aprendieron con rapidez y podrían ser un rival muy serio dentro de poco tiempo.

    Por otra parte, el equipo orco sorprendió ya que no se notó demasiado la "mano de plata" de su patrocinador...

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